Empeñado en mis dotes de poeta,
siembro sobre este papel un acróstico
torneado con un soneto práctico
oficiando mi destreza secreta
en fulminantes versos de probeta.
Sé que no es un delicado cántico,
una elegía, me siento nostálgico,
negado para escribir sin chuleta
sobre el amor, la paz, o la tristeza.
Observo el mundo tratando de escribir.
Nada. Solo esto para describir
el oscuro paisaje, la crudeza
total que alberga ahora mi intelecto.
Ojalá al menos, gane vuestro afecto.